Dicen que las segundas partes nunca fueron buenas, pero al terminar los muretes de superescombro del gallinero, aun teníamos buen material para emplear en otros menesteres, así que decidimos hacer un arriate alrededor de nuestra morera centenaria, que además de albergar lindas flores para el año que viene nos servirá de banquito.
Con ello hemos matado dos pájaros de un tiro. Por un lado hemos hecho un bello arriate a la morera y nos hemos quitarnos, por fin, el montón de tierra no válida y escombros de la zona de trabajo. Por otro, hemos estado practicando la mezcla de tierra y paja perfecta para comenzar con las reparaciones del domo.
Estos ensayos nos han servido para cubrir del sol los sacos de "superescombro" de nuestras construcciones de ultima hora (los sacos de rafia sintética se degradan fácilmente con la exposición al sol).
Ahora solo queda encalarlo en varias capas para tapar las pequeñas grietas que ha hecho la tierra al secar y dejarlo blanquito y lustroso.
Dejamos fotitos.
Gracias al primo Pedro, a Eugenia, a Anselmo, a Alvaro y a Lidia por esas manos amigas que convierten el barro en cosas bonitas.
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